miércoles, 17 de junio de 2015

Virus Patógeno: Epstein-Barr

Generalidades

El VEB es un patógeno ubicuo que ha infectado y permanece en más del 90% de la población adulta, de forma que la mayoría de los adultos son seropositivos para el VEB. La infección por el VEB usualmente ocurre de forma subclínica en la infancia temprana. La primoinfección clínicamente aparente es la mononucleosis infecciosa, que generalmente afecta a individuos que no han tenido contacto con el VEB hasta la juventud, siendo un cuadro autolimitado la mayoría de las veces. La puerta de entrada del virus es la orofaringe.

Estructura

El genoma del VEB está constituido por una molécula de ADN bicatenario de una longitud aproximada de 172 kb que codifica aproximadamente unas 100 proteínas. La molécula de ADN está flanqueada en ambos extremos por un número variable de repeticiones terminales, cada una de ellas de una longitud aproximada de 500 pb. La recombinación entre estas repeticiones terminales origina la formación de una molécula extracromosómica cerrada covalentemente o episoma, que es la estructura que el virus adopta en el núcleo de las células infectadas de forma latente. El número de repeticiones que queda en cada episoma tras la unión de los extremos se utiliza como marcador de clonalidad.

Mecanismo y Fases de la Infección Viral

Podemos dividir el ciclo viral en distintas fases
1.    Fase de entrada.
 Consiste en 2 eventos principales, la unión del virus a la superficie celular y la fusión con la membrana plasmática. La unión a la superficie celular tiene lugar a través de receptores celulares específicos, como gB y gC que se unen a un residuo de heparán sulfato que es un proteoglicano de la superficie celular, gD también parece tener cierta importancia a este nivel. A continuación se produce la fusión de la envuelta viral con la membrana plasmática de la célula, implicándose las glicoproteínas gB, gD, gH y gL.
 Actualmente se conocen hasta 3 tipos diferentes de receptores celulares para la familia de los herpesvirus: uno perteneciente a la familia del TNF (tumor necrosis factor) denominado HveA (herpesvirus entry mediator A) y dos moléculas denominadas HveB y C, o más recientemente PRR1 y PRR2.

2.    Expresión de los genes virales
 Además de las glicoproteínas implicadas en la entrada, hay otros componentes del virión implicados en el desarrollo de la infección: vhs (UL41), que está implicado en la inducción de la inhibición de la síntesis de proteínas del huésped, destruyendo la mayoría de los ARNm mensajeros para permitir a HSV hacerse totalmente cargo de la maquinaria de síntesis de proteínas y aumentar la eficiencia en la producción de virus. Para impedir la degradación de los ARNm virales, VP16 podría unirse a vhs a tiempos tardíos de infección, cuando ya se hayan eliminado los ARNm celulares. Otra proteína importante es la proteína quina sa UL13, con función no del todo conocida, pero
cuya ausencia bloquea la infección. Una vez en la célula, la cápside atraviesa los poros nucleares y libera el ADN en el nucleoplasma. Probablemente, el citoesqueleto celular colabora con el transporte hacia el núcleo. Dentro de la célula infectada, la RNA polimerasa celular tipo II puede producir hasta 50 tipos diferentes de mRNA que están organizados en 3 bloques:
Inmediatamente tempranos (alfa), tempranos (beta) y tardíos (gamma).

Replicación

El hecho de que se necesiten proteínas celulares para la replicación convierte a los herpesvirus en virus nucleares. Una característica de estos virus es el enorme número de enzimas involucradas en la síntesis de su ADN. En células infectadas, se detecta síntesis de ADN a las 3 horas postinfección, la cual continúa durante otras 12 horas. Esta síntesis se realiza en el núcleo celular. Sólo un porcentaje pequeño de las cadenas de ADN del input es replicado. Para ello, el ADN viral se vuelve circular y la replicación se lleva a cabo mediante el proceso del círculo rodante. En el genoma de HSV existen 3 orígenes de replicación, uno ori y dos ori. Uno de ellos podría estar implicado en la replicación del genoma de herpes durante la fase de latencia por parte de la ADN polimerasa celular. Con este mecanismo de replicación, se forman grandes concatámeros, los cuales son cortados para la encapsidación. Sólo alrededor del 25% del DNA/ proteínas sintetizados acabarán formando viriones. El resto se acumula dentro de la célula.

Mecanismo Patogénico

Es capaz de inducir la aparición de tumores se relacionan con las proteínas codificadas por algunos de los genes expresados en la infección latente.

Respuesta Inmune

La forma de transmisión tradicionalmente aceptada sostiene que el VEB infecta inicialmente las células epiteliales de la orofaringe y posteriormente pasa a los linfocitos B del tejido linfoide adyacente. El receptor para el VEB de las células epiteliales y de los linfocitos B es el CD21. En las células epiteliales se realiza un ciclo vital productivo en el que el virus se replica produciendo viriones e induciendo la lisis de la célula huésped. Durante los estadios iniciales de la primoinfección se induce una marcada respuesta inmunitaria frente a los antígenos de la capside viral (VCA) que tiene capacidad neutralizante y que previene la viremia generalizada. En principio, este tipo de infección lítica o productiva se observa sólo en la primoinfección y en los individuos inmunodeprimidos.
Recientemente se está cuestionando este modelo en el que las células epiteliales de la orofaringe serían el foco primario y el reservorio de la infección por el VEB y en el que los linfocitos B se infectarían de forma secundaria. Trabajos recientes confirman la constante ausencia del VEB de la células epiteliales normales de los individuos inmunocompetentes y demuestran la existencia de infección latente y productiva exclusivamente en los linfocitos presentes en el epitelio bucal y nasofaríngeo, por lo que parece posible que el VEB infecte directamente a los linfocitos B, y no de forma secundaria a la infección replicativa de las células epiteliales. (Cohen., 2000)

Latencia

Para comprender el papel patogénico que puede tener el VEB en el desarrollo de algunas neoplasias es importante conocer que después de la infección primaria, el VEB nunca es erradicado completamente del organismo, permaneciendo presente en una pequeña población de linfocitos B en una situación de relativa inactividad conocida como infección latente.
En el individuo normal existen clones de linfocitos T citotóxicos (CTL) que reconocen de forma específica a las células B infectadas de forma latente por el VEB siendo esta respuesta T fundamental para el mantenimiento de la vigilancia inmune frente al virus.
Una de las características del VEB es su capacidad de transformar in vitro los linfocitos B estableciendo las llamadas líneas celulares linfoblastoides. De los muchos genes codificados por el virus sólo 11 se expresan en estas líneas celulares infectadas de forma latente. Se trata de seis antígenos nucleares denominados EBNA-1, -2, -3A, -3B. -3C, -LP, tres antígenos de membrana llamados LMP-1, -2A y -2B y dos ARNs de pequeño tamaño que se localizan en el núcleo en un elevado número (106- 107 copias por célula) y que se conocen como EBER 1 y EBER 2 (EBERs).
Las diferencias existentes entre los genes que codifican las proteínas nucleares EBNA-2 y EBNA-3A, -3B y -3C distinguen dos tipos diferentes del VEB denominados VEB-1 y VEB-2 que se diferencian en la mayor capacidad para trasformar los linfocitos B in vitro del VEB tipo 1.
Dependiendo de los genes expresados en la célula huésped, se han descrito tres formas diferentes de latencia del VEB, que se observan en las distintas líneas celulares y en las diversas patologías asociadas al VEB.
La forma de latencia I se observa en el linfoma Burkitt (LB) y en los linfocitos B infectados que circulan en la sangre periférica. En esta forma de infección la expresión del genoma viral queda limitada a los EBERs y a la proteína EBNA-1 cuya función es indispensable para mantener el episoma pero que carece de capacidad inmunógena. Este patrón tan restringido de expresión génica permitiría a las células infectadas escapar a la vigilancia inmune por CTL, favoreciendo así la persistencia de la infección latente.
La forma de latencia tipo III es la que caracteriza a las líneas linfoblastoides y se observa también en la mononucleosis infecciosa y en la gran mayoría de los trastornos linfoproliferativos B asociados a inmunodeficiencia. La inmunosupresión actuaría permitiendo que los linfocitos B infectados expresen todas las proteínas asociadas a la infección latente sin que sean reconocidos y eliminados por los CTL.
La forma de latencia tipo II se asocia fundamentalmente a neoplasias. En esta forma se expresan la proteínas EBNA-1 y LMP-1, LMP-2A y 2B y los EBERs. Es la que caracteriza a la enfermedad de Hodgkin (EH) y al carcinoma nasofaríngeo (CNF).
Investigaciones recientes demuestran que el espectro fenotípico o morfológico de las células B que portan el VEB in vivo es mucho más amplio que in vitro abarcando desde el linfocito pequeño hasta la célula plasmática pasando por el inmunoblasto. Se postula así la hipótesis de que el VEB persiste in vivo integrando su biología con la de la célula B normal en la que reside y que la célula B normal le provee de todos los medios necesarios para que el VEB mantenga su ciclo vital. Es decir, el VEB es un parásito de la biología normal de la célula B. Esta nueva forma de entender la relación entre el VEB y el linfocito B sostiene que el tipo de latencia del VEB podría depender del estado de la célula B en la que el virus reside y propone una nomenclatura nueva para los diferentes tipos de latencia basada en la conducta del virus en las células normales, desechándose la nomenclatura anterior para la latencia viral que se basaba en la diferente expresión de los productos virales en tumores asociados al VEB y en líneas de células B inmortalizadas in vitro; es decir, en estados no fisiológicos. Esta nueva teoría parte de que el ciclo vital del VEB está limitado a las células linfoides B ya que únicamente se ha detectado en ellas y es en ellas donde persiste y se replica. El VEB persistiría en las células B en reposo de la sangre periférica. La expresión viral quedaría limitada a LMP-2 y probablemente a EBNA-1. La función de LMP-2 es bloquear las señales que permiten al virus reactivarse. Y aunque LMP-2 es una proteína inmunógena, como la célula esta en reposo no puede ser detectada por los CTL ya que le falta la molécula HLA-I co-estimuladora B7. En esta situación, el virus es invisible para el sistema inmune del huésped y las células infectadas no son una amenaza para el individuo ya que ni proliferan ni replican virus. Este sería el programa de latencia del VEB en los linfocitos B en reposo.
La regulación de la persistencia de células B infectadas se realizaría en el ganglio linfático mediante señales que provienen del virus o del ambiente. Para mantener la persistencia de la infección latente los linfocitos B infectados por el VEB de la sangre periférica podrían recibir señales en el ganglio linfático que le cambien al programa de EBNA-1. En este programa se expresaría sólo esta proteína, que es necesaria para replicar el episoma y, por lo tanto, para la proliferación. La ventaja de este programa es que EBNA- 1 es la única proteína codificada por el virus que contiene una secuencia peptídica no reconocible por los CTLs. Este programa es un mecanismo que mantiene el nivel de células infectadas de forma latente favoreciendo que éstas no sean detectadas por el sistema inmune. Es el equivalente al tipo de latencia I del otro modelo.
Durante la infección aguda y probablemente en las reactivaciones es necesaria la expansión y la diseminación de la infección, para ello se induciría en los linfocitos B el programa de crecimiento, que es análogo al tipo de latencia III del modelo anterior, y que permitiría la expansión del virus, pero que, a su vez, al generar células inmortales podría constituir una amenaza para el huésped. Sin embargo, cuando la célula B entra en este programa expresa diferentes proteínas inmunógena (EBNAs y LMPs) que inducen una respuesta. El papel de los CTLs sería impedir la supervivencia de los linfocitos B infectados por el VEB que expresen un programa de crecimiento y así minimizar el riesgo de acontecimientos secundarios que favorezcan el desarrollo de linfomas. (Bellas, A., & Plaza, VIRUS EPSTEIN-BARR VEB Y NEOPLASIA, 2012)

Enfermedades

Enfermedad
Grupo etéreo
Epidemiologia
Característica clínica
CAEBV tipo células B
Niños, jóvenes y adultos.
En países occidentales
Fiebre, síntomas sistemáticos, pneumomitis y uveítis.
Linfoma de células grandes B, EBV+senil
Adultos > 60 años
No prevalecen geografía
Extranodal: piel.GI y pulmón.
Granulomatosis
Adultos de edad de 40 años.
En países occidentales
Extranodal: pulmón, riñón, hígado, SNC y piel.
CAEBV de tipo celular T/NK
Niños, jóvenes y adultos.
Asia (Japón, Taiwán, Korea), México y Sudamérica.
Fiebre, hepatoespleno, trombocitopenia, linfadenopatia.
Enfermedad linfoproliferativa de células T,EBV+ de la infancia.
Niños, adultos y jóvenes.
No prevalece geografía.
Fiebre, linfadenoatia, hepatoesplenomegalia, falla hepática, coagulación intravascular diseminada.

Tratamiento

Para el tratamiento de la infección causada por este virus, no existe un tratamiento como tal debido a que la enfermedad es oblicua, por lo cual se recomienda (Gómez, 2013):
Tomar suficientes líquidos con el fin de mantenerse hidratado.
Mantener el reposo y evitar trabajos que requieran un exceso de esfuerzo.
Se recomienda el uso de analgésicos y antipiréticos con el fin de aminorar los diversos malestares. (Centers For Disease Control and Prevention., 2014)

Prevención
 
Lamentablemente no existe alguna vacuna para el tratamiento de esta enfermedad, por lo cual se recomiendan las siguientes acciones para evitar el contagio: evitar besar o compartir bebidas, comida u objetos de higiene personal, tales como cepillos para dientes o hilo dental. (Centers For Disease Control and Prevention., 2014)
Epidemiología del virus.
El virus del Epstein-Barr que puede tener diversos huéspedes, por lo cual puede explicar su prevalencia por miles de años. Debido a su capacidad de mantener una vida de infección intermitente después de la infección primaria, el virus Epstein-Barr se encuentra esparcido alrededor del mundo.
En países en pleno desarrollo, los niños adquieren la infección en los primeros años de su vida, mientras que en los países desarrollados la infección se retrasa hasta la adolescencia. 

Epidemiología

El virus del Epstein-Barr que puede tener diversos huéspedes, por lo cual puede explicar su prevalencia por miles de años. Debido a su capacidad de mantener una vida de infección intermitente después de la infección primaria, el virus Epstein-Barr se encuentra esparcido alrededor del mundo.
En países en pleno desarrollo, los niños adquieren la infección en los primeros años de su vida, mientras que en los países desarrollados la infección se retrasa hasta la adolescencia. 

Distribución Geográfica

El virus se ha detectado en todas las poblaciones y áreas del mundo, con una variación notable de los genotipos del virus. Se describen dos tipos del virus (tipo 1 y 2) basándose en los genes que codifican a las proteínas nucleares expresadas en células infectadas, siendo el tipo 1 el virus más común que afecta a la población.
En la siguiente tabla, se puede apreciar el porcentaje y el número de pacientes afectados por el tipo de virus. La tabla representa casos de pacientes enfermos así como de pacientes sanos: (Henrik Hjalgrim, 2007)

Bibliografía

Bellas, C., A., S., & Plaza, G. (22 de 09 de 2012). VIRUS EPSTEIN-BARR VEB Y NEOPLASIA. Obtenido de http://www.conganat.org/linfo.tortosa/conf/cap2/gralidad.htm
Bellas, C., Santón, A., & Plaza, G. (s.f.). Virus de epstein-barr 8.
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Cohen., J. I. (2000). Infeccíon por el virus de Epstein Barr . Obtenido de http://www.sap.org.ar/staticfiles/publicaciones/correo/cor3_01/918.pdf
Gómez, G. B. (11 de Octubre de 2013). Departamento de Microbiología y Parasitología-Recursos en Virologia, Facultad de Medicina, UNAM. Recuperado el 9 de Junio de 2015, de Departamento de Microbiología y Parasitología-Recursos en Virologia, Facultad de Medicina, UNAM: http://www.facmed.unam.mx/deptos/microbiologia/virologia/herpesqsrd.html
Henrik Hjalgrim, J. F. (- de - de 2007). Human Herpesviruses: Biology, Therapy, and Immunoprophylaxis. Recuperado el 9 de Junio de 2015, de Human Herpesviruses: Biology, Therapy, and Immunoprophylaxis.: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK47424/
Virus neoplasias hematológicas . (12 de octubre de 2013). Obtenido de http://www.sap.org.ar/staticfiles/publicaciones/correo/cor3_
Herpesvirus. AVANCES EN ODONTOESTOMATOLOGÍA Vol. 27 - Núm. 1 - 2011.   Bascones-          Martínez A, Pousa-Castro X. Obtenido de http://scielo.isciii.es/pdf/odonto/v27n1/original1.pdf



Infección por Parásitos: Paludismo


PALUDISMO

Taxonomía

Reino: Protista
Phylum: Apicomplexa
Clase: Sporozoea
Subclase: Coccidia
Familia: Plasmodiídae
Género: Plasmodium
Especies: vivax, malariae, falciparum, ovale.


Ciclos de vida:
En el ciclo del Plasmodium existe un agente vector (la hembra de un mosquito Anopheles), donde el Plasmodium se reproduce sexualmente y un hospedero vertebrado intermediario (el ser humano u otro animal) donde se reproduce sexualmente.

Ciclo de vida de plasmodium.  Biología celular y molecular- Harvey Lodish



  • 1.   Los esporozoitos entran en el huésped humano cuando un mosquito Anopheles infectado pica a una persona. Migran al hígado donde se desarrollan como merozoitos, los cuales son liberado a la sangre
  • 2.    Los merozoitos difieren sustancialmente de los esporozoitos, se manera tal que estas transformaciones son un metamorfosis. Los merozoitos circulantes invaden glóbulos rojos y se reproducen dentro de estos.
  • 3.    Las proteínas producidas por algunas de la especies de Plasmodium se dirigen hacia la superficie de los eritrocitos infectados, provocando que las células se adhieran a las paredes de los vasos sanguíneos. Esto impide la circulación de eritrocitos infectados al vaso donde las células del sistema inmune destruirán a los eritrocitos infectados. Después e desarrollarse y reproducirse en los eritrocitos por un periodo característico de casa especie de Plasmodium, los merozoitos son liberados de manera sincrónica debido a la ruptura de un gran número de células infectadas.
  • 4.    Estos eventos provocan los síntomas bien conocidos del paludismo, como la fiebre  y los escalofríos. Algunos de estos merozoitos liberados infectas a eritrocitos adicionales, creando un ciclo de reproducción e infección por ultimo algunos merozoitos se desarrollan en gametocitos femeninos y masculinos
  • 5.    Estos gametocitos no sobreviven durante mucho tiempo a no ser que sean trasferidas a un mosquito Anopheles  mediante picadura. En el estómago del moquito, los gametocitos son transformados a gametos; se desarrollan flagelos largos sobre los gametos masculinos.
  • 6.     La fusión de los gametos generan un cigoto los cuales se implantan en las células de la pared estomacal 
  • 7.    Se convierten en ovoquistes los cuales producen esporozoitos
  • 8.   Los ovoquistes migran a las glándulas salivales, fijando la etapa para la infección de otro huésped humano.

Curvas de temperatura y relación con el ciclo biológico
Parasitosis humana-David Botero  2003 


Epidemiología:

 Las especies de Plasmodium en la Región de las Américas (2008 - 2012). 

(World Health Organization, 2013)


México reportó logros mediante un programa de “tratamiento focalizado”, que consiste en un tratamiento más eficaz y rociamiento de acción residual racional en determinadas zonas, lo que ha logrado interrumpir la transmisión en gran parte del país.

Los 4 focos de transmisión persistentes de importancia se ubican en la vertiente del Pacífico: en Chiapas (frontera con Guatemala) y en el sur de Oaxaca, en el noroeste del país, en el límite fronterizo de Durango y Nayarit, y otro mayor, en los estados de Chihuahua, Sinaloa, Sonora y Durango
Los casos que se reportan en el país son debidos, casi exclusivamente, a P. vivax. El hallazgo de casos falciparum son raros. En el año 2013, México reporto 499 casos, 495 de ellos autóctonos (World Health Organization, 2013)

Focos persistentes de malaria en México: Chiapas, Oaxaca sur, límite entre
DDurango - Nayarit, y en los estados de Chihuahua, Sinaloa, Sonora y Durango (World Health Organization, 2013).




Estadísticas

    Tanto en México como en el resto de Centroamérica, la transmisión de malaria es casi impredecible debido a una gran diversidad de factores que la determinan, tales como los vectores, las características socioeconómicas, culturales y las intervenciones de control y prevención.

     En el 2009, México, con una población de 109,610,000 habitantes y con una esperanza de vida de 79 años, representaba el 11.78% de la población en América y concentraba 0.46% de los casos de malaria registrados durante ése año. Se estima que 16.66% de su población (18,265,807 habitantes) se encontraba con algún nivel de riesgo de adquirir la malaria. Estos riesgos se distribuyen en cuatro niveles de intensidad. De ellas, 4.18% de la población se encontraba en el nivel más alto de intensidad de transmisión. En el segundo nivel de intensidad se encontraban 806 comunidades (5.54%) donde habitaban 2,542,469 habitantes (13.91%) y que concentraban 17.28% de los casos en el período de 1998 - 2008; el estrato bajo, con 291 comunidades (1.99%) y 963,771 habitantes, concentraba 1.67% de los casos.

     Los focos principales están ubicados en la vertiente del Pacífico donde se delimitan cuatro focos persistentes en el país: dos de ellos al sur–sureste, en Chiapas, frontera con Guatemala y al sur en la costa del estado de Oaxaca y dos más al noroeste del país. Estos dos focos del noroeste están ubicados en los límites fronterizos de Durango y Nayarit, con movimientos de la población en comunidades dispersas y de difícil acceso; el otro, de mayor magnitud, se comparte en los estados de Chihuahua, Sinaloa, Sonora y Durango. Aunque se consideró en el 2009 que el principal foco se encontraba en los márgenes de la frontera de Chiapas con Guatemala, sonde se llegó a acumular el 58.3% de los casos registrados durante un período del 2006 al 2008.










Respuesta Inmune contra Malaria y Análisis Proteómico de Plasmodium

·        Proteómica de las fases asexuales de Plasmodium

      Se han identificado 741 proteínas correspondientes a las fases asexuales de Plasmodium, entre ellas AMA-1 o antígeno 1 de la membrana apical de merozoítos, la cual interviene en el proceso de invasión del eritrocito; CLAG-9 la cual es una proteína de ahderencia celular, MESA o antígeno de superficie del eritrocito infectado con merozoítos y MSP-1, proteína 1 de la superficie del eritrocito que posibilita la invasión del eritrocito.

·        Proteómica de las fases sexuales de Plasmodium
   
    Se ha identificado la presencia de 29 proteínas cinasas y fosfatasas, varias de ellas específicas de sexo, dos de las cuales participan en la diferenciación celular en gametocitos machos (MAP-2) y en la meiosis (NEK-4).

·        Respuesta inmune
       La adquisición de inmunidad a la malaria es lenta, de desarrollo gradual después de muchos años de exposición. Las dos teorías principales que se han propuesto para explicar este suceso lento son
a)    La inmunidad a la malaria es específica, y no es obtenida hasta que el individuo ha sido expuesto a todas las variantes antigénicas principales circulantes de la comunidad
b)    La malaria aguda está asociada con inmunosupresión profunda, lo cual dificulta el desarrollo de respuestas inmunes de protección.
   Tanto los mecanismos efectores de inmunidad dependientes de anticuerpo como los independientes de anticuerpo parecen estar involucrados en procesos de inmunidad adquirida naturalmente.

       La infección por Plasmodium es capaz de estimular a los linfocitos CD4+ y CED8+, células NK y macrófagos. Es necesaria la participación de los linfocitos T CD4+ en el establecimiento de la inmunidad protectora contra el estadio eritrocítico asexual del parásito. Los macrófagos junto con las células NK funcionan como una primera línea de defensa contra la infección por Plasmodium. Ambas son responsables de la secreción inicial de citosinas, las cuales favorecen el establecimiento de la respuesta inmune celular. Por otro lado, los linfocitos T CD4+ rearreglan la cadena αβ en su receptor. Estas células son fundamentales para el establecimiento tanto de la respuesta inmune humoral como de la celular.


BIBLIOGRAFÍA

Guttman, B., Raya, R., & Kutter, E. (2005). Basic Phage Biology. En E. Kutter, & A. Sulakvelidze, Bacteriophages, Biology and applications (págs. 320-324). Londres: crc Press.

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